La 𝐯𝐢𝐭𝐚𝐦𝐢𝐧𝐚 𝐄 en el cuerpo, actúa como antioxidante, al ayudar a proteger las células contra los daños causados por los radicales libres. (𝘓𝘰𝘴 𝘳𝘢𝘥𝘪𝘤𝘢𝘭𝘦𝘴 𝘭𝘪𝘣𝘳𝘦𝘴 𝘴𝘰𝘯 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢𝘯 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘤𝘶𝘦𝘳𝘱𝘰 𝘤𝘰𝘯𝘷𝘪𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘢𝘭𝘪𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘴𝘶𝘮𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘦𝘯𝘦𝘳𝘨í𝘢.) Las personas también están expuestas a los radicales libres presentes en el ambiente por el humo del cigarrillo, la contaminación del aire y la radiación solar ultravioleta.
El organismo también necesita la vitamina E para 𝐞𝐬𝐭𝐢𝐦𝐮𝐥𝐚𝐫 𝐞𝐥 𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞𝐦𝐚 𝐢𝐧𝐦𝐮𝐧𝐢𝐭𝐚𝐫𝐢𝐨 a fin de que éste 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐛𝐚𝐭𝐢𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐛𝐚𝐜𝐭𝐞𝐫𝐢𝐚𝐬 𝐲 𝐥𝐨𝐬 𝐯𝐢𝐫𝐮𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐨 𝐢𝐧𝐯𝐚𝐝𝐞𝐧.
Ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y evitar la formación de coágulos de sangre en su interior.
¿𝐐𝐮𝐞́ 𝐚𝐥𝐢𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐟𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐯𝐢𝐭𝐚𝐦𝐢𝐧𝐚 𝐄?
Los aceites vegetales: los aceites de germen de trigo, girasol y cártamo
Los aceites de maíz y soja
Los frutos secos como maníes, avellanas y, en especial, almendras
Semillas como las semillas de girasol
Las hortalizas de hojas verdes, como la espinaca y el brócoli
¿𝐐𝐮𝐞́ 𝐩𝐚𝐬𝐚 𝐬𝐢 𝐧𝐨 𝐨𝐛𝐭𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐬𝐮𝐟𝐢𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐯𝐢𝐭𝐚𝐦𝐢𝐧𝐚 𝐄?
La deficiencia de vitamina E es muy poco común en las personas sanas. Casi siempre está relacionada con ciertas enfermedades que causan una mala absorción o digestión de las grasas. Algunos ejemplos incluyen la enfermedad de Crohn, la fibrosis quística y ciertas enfermedades genéticas poco frecuentes como la “abetalipoproteinemia” y la ataxia con deficiencia de vitamina E.
El sistema digestivo necesita algo de grasa para absorber la vitamina E.
La deficiencia de vitamina E puede causar daños a los nervios y los músculos con pérdida de sensibilidad en los brazos y las piernas, pérdida de control del movimiento corporal, debilidad muscular y problemas de la visión. Otro signo de deficiencia es el debilitamiento del sistema inmunitario.
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